Una cicatriz es una marca en la piel permanente que crece sobre lo que fue una herida. Hay que destacar que se forma cuando el cuerpo se cura. En otras palabras, es la evidencia de que hubo una herida pero sobre todo que hubo sanidad. Puedo asegurar que todas tenemos cicatrices, internas o externas. Generalmente podemos reconocer algunas de las internas y otras ni estamos conscientes de ellas. Pero existen y lo sabes, aunque no seas capaz de identificar lo que la causó. Por otro lado, están las externas, esas que quieres ocultar con una crema, con maquillaje, con un nuevo look o con tu ropa, pues consideras que afectan tu imagen personal.
¿Te digo algo? Tus cicatrices cuentan una historia. Algunas veces pueden ser graciosas y otras muy dolorosas; quizás de algunas recuerdes todos los hechos y de otras te tuvieron que ayudar a complementar la historia porque estuviste en un estado de inconciencia. Si tienes alguna cicatriz, ésta solo demuestra lo valiente y guerrera que eres. He escuchado a mucha gente cuestionar “¿por qué a mí?” cuando atraviesa un proceso difícil o doloroso. Y mi respuesta es “¿Por qué no?”. Siempre recibo justificaciones como: si yo soy buena persona; no le hago daño a nadie; ayudo a los necesitados. No digo que no lo seas, y sé que mereces muchas cosas buenas… pero si ves a tu alrededor, cada persona pasó, está pasando o pasará un suceso difícil y probablemente doloroso. No se trata de merecerlo o no, y mucho menos de desearlo. Es simple probabilidad.
Hay que entender que ninguna de nosotras es tan especial como para no atravesar dificultades. Lo siento si esto lastima tu ego. Es así. Siempre escucho decir que “todos los seres humanos somos especiales”, entonces eso automáticamente hace que nadie sea especial. El ser buena persona no te protegerá con una cápsula de los momentos difíciles y dolorosos. No lo hará. Es más, no depende de ti. Lo que sí depende de ti es intentar todos los días vivir una vida tranquila y sin rencores; depende de ti vivir una vida plena, siendo feliz o una luchadora cuando corresponda.
Lo que te puedo decir es que todas las experiencias negativas o dolorosas nos deberían de ayudar a vivir cada día como que fuera el último, a ser nuestra mejor versión. Los momentos difíciles nos hacen una mujer renovada, nos harán más sabias, y podremos sentirnos más vivas que nunca. Debemos ver cada dificultad como otra oportunidad para entrarle con más fuerzas a la vida.
Está demostrado que en los momentos de estrés o incluso cuando ves de cerca la muerte, la mente suele ser capaz de dar la fuerza que el cuerpo ya no tiene. En esos momentos tienes que aferrarte a la vida, a la esperanza, porque cuando la mente deja de luchar ya no hay vuelta atrás. Es la mente la que tiene la capacidad de mantenerte a flote en medio de la tormenta.
Así como disfrutamos la luz cuando hay oscuridad, así como apreciamos más el amor cuando hemos pasado desamor, no te quedes en el pasado, lamentando del porqué a ti te tocó vivir una situación complicada. Levántate, reinvéntate y vive porque eres la autora de tu vida. Recuerda que la vida también tiene cosas maravillosas que te pasan y te pasarán todos los días, no todo es doloroso o difícil. El mismo oro se debe atravesar el fuego para obtener su máxima pureza.
Así que te invito a sacar tu máximo brillo. Te escribo esto con mucho cariño mientras estoy en recuperación después de una cirugía que me salvó la vida. Y no solo me la salvó, me la cambió.